Alberto Alberdi Larizgoitia. Economista del Gobierno Vasco: Los niveles de ahorro de la economía vasca son superiores a los de la española

2005-01-21

DIAZ DE MENDIBIL, Ismael

Aunque sólo unos pocos la entienden y dominan, todos dependemos de ella, hablamos de la economía. Euskonews cuenta con el privilegio de contar entre sus colaboradores con un economista de reconocido prestigio, nos referimos a Alberto Alberdi. Él es el entrevistado de esta semana.

Seguimos con el cupo a vueltas. Explíquenos, porque los ciudadanos no entendemos nada.

Es difícil explicar sobre discrepancias puntuales. La fórmula de cálculo es la contribución económica del País Vasco al Estado. Las discrepancias surgen a la hora de definir con qué partidas debe contribuir el País Vasco y con cuáles no. La mayoría de las veces este tipo de situaciones se han solventado políticamente.

De los impuestos que pagamos los vascos, ¿qué tanto por ciento van a parar a las arcas del Estado?

Hay una visión simplificada, que es que los vascos sólo aportamos al Estado la cuantía del cupo. Hay otros muchos ingresos que el Estado sigue obteniendo directamente en Euskadi (sistema de aduanas, retenciones sobre intereses de la deuda pública...). En el propio impuesto de sociedades, las recaudaciones se reparten en función del volumen de negocios entre el Estado y el País Vasco. En resumidas cuentas, para responder a la pregunta, deberíamos comparar lo que se aporta a través del cupo más esos otros ingresos que obtiene directamente el Estado, y ponerlos en la balanza con las contrapartidas del Estado en el País Vasco. Este también es un tema de controversia, porque aunque desde algunas instancias de España se dice que el sistema de Concierto nos coloca en una situación de privilegio sobre otras comunidades autónomas, también es verdad que el Estado hace muy poco esfuerzo en el País Vasco en lo que se refiere a gastos e inversiones. Ejemplos hay mil, como la Y vasca que llevamos 20 años hablando de ella y no se ha hecho nada... Sin olvidar que sigue sin transferirse la Seguridad Social que es una cuantía económica muy importante.

Cambiando de tema, ¿dependemos de la economía norteamericana tanto como dicen?

La economía vasca no tanto, aunque es un mercado referencial ya sólo por su tamaño. Nosotros dependemos mucho más de Europa, principalmente de Alemania, y también de Francia. Pero el mundo entero depende de los Estados Unidos por el propio tamaño de su economía, y lógicamente lo que allí está pasando acaba afectando a todos los demás. El momento que vive ahora la economía norteamericana es muy especial, porque está siendo la auténtica locomotora mundial, está creciendo con unas tasas muy altas, a un 3,7% anual, es bastante más de lo que está creciendo la economía europea, e incluso más que la economía española y vasca, que van algo por encima de la economía europea.

El grave problema que tiene EE.UU. en estos momentos es el enorme endeudamiento, tanto de las familias como de las cuentas del Estado, estas últimas por el gasto militar. Estos son los desequilibrios que a la larga preocupan. ¿Hasta qué punto ese modelo de crecimiento es sostenible? Por cierto, aquí esta pasando más de lo mismo, aunque no tanto como en los EE.UU. Es un crecimiento basado en el endeudamiento de las familias y los niveles de endeudamiento nunca han sido tan grandes como los de ahora. Uno no puede pensar que esto sea sostenible en el tiempo. Lo que nos ocurre aquí es que nunca ha habido un parón inmobiliario o de caídas de precios, que sí ha ocurrido por cierto en otros países. Este es el problema que existe ahora mismo en EE.UU., Inglaterra o Australia.

Habla de la preocupante situación norteamericana, refiriéndose al endeudamiento de las familias, pero aquí también sabemos algo de eso con el problema de la vivienda.

Sí, pero los niveles de ahorro de la economía vasca son superiores, por ejemplo, a los de la española. Por tradición, por estructura económica han sido siempre superiores. Dices, “pero si los precios de las viviendas aquí son mucho más elevados”. Lógicamente hay muchas comunidades autónomas en España donde el precio de la vivienda es mucho menor, pero también es cierto que los niveles de renta aquí son muy superiores. Para comparar economías distintas que tienen niveles de renta y precios distintos, se utiliza lo que llamamos paridad de poder de compra. En dicha comparación el nivel de renta que nosotros tenemos es superior al del resto del Estado. Aquí tenemos un 108% del nivel de renta europeo, y en España andan con un poco más del 80%.

Aun así, los fuertes endeudamientos de las familias para hacer frente a la compra de una vivienda, ¿cómo pueden influir en la economía vasca?

Estamos sorprendidos de cómo se está sosteniendo el crecimiento del crédito hipotecario durante un plazo prolongado, con unas tasas difíciles de imaginar, del 20-25%. Sin embargo, se empieza ya a hablar de ralentización de los créditos y de la construcción de viviendas para este 2005. Si esto nos ha servido para volver a una economía donde crezca la productividad, estupendo.

Pero, los más humildes han quedado fuera de esos modelos de crecimiento, ya que son muchos los que no pueden acceder al mercado de la vivienda. Hay gente que se queda al margen.

Ha habido momentos peores, aunque no digo que este sea fácil. Es verdad que el esfuerzo para comprar una vivienda ha aumentado mucho, pero si uno se remonta a principios de los 90 se encuentra con unos intereses desbocados. El esfuerzo que había que hacer era todavía muchísimo mayor. Ese proceso especulativo perjudica desde luego al que no tiene vivienda, y tiene que acceder a ella. Pero en el pasado era mucho peor, a principios de los 90 con tipos de interés del 15%... Fue mucho más fácil en las décadas de los 60-70, desde luego. Entonces no era un problema.

Seguro que lo siguiente no se lo han preguntado nunca, ¿en qué momento económico estamos?

Los momentos económicos siempre son difíciles. ¿Hacia dónde vamos? Siempre es difícil de saber. Vivimos un momento bastante dulce en el sentido de que hay una creación de empleo sostenida, que es muy importante. Sin embargo, por otra parte, en el endeudamiento familiar funcionamos un poco a la americana, y eso a la larga tiene sus límites. El crédito hipotecario no puede seguir subiendo en porcentaje como hasta ahora. En estos casos los economistas solemos hablar de cambio de modelo. Hacia mejores niveles de productividad, crecimiento de la exportación, y lo que se dice la economía productiva por oposición a lo que sería la economía más especulativa del endeudamiento, de la construcción... Si ese cambio se lleva con éxito como hasta ahora la situación indica, pues fenomenal, porque ese endeudamiento nos habrá servido durante un tiempo para mantener el empleo y unos niveles de crecimiento aceptables. Los datos de la economía vasca, por ejemplo, apuntan a esa dirección, porque la actividad industrial ha remontado muy fuerte en el último año.

Sin embargo, los datos que suele aportar la patronal vasca no suelen ser tan positivos.

Si se particularizan las cosas siempre pueden aparecer datos que invitan al pesimismo. Los crecimientos han rondado y rondan el 2’5%, mientras no bajen de ahí, las afiliaciones a la Seguridad Social sigan así, el numero de nuevos empleos... Los datos nos muestran que no estamos ante una recesión. Claro que seguro que hay un dato de no se qué zona y de no se qué sector que es negativo.

Lo último que han dicho es positivo, porque los últimos datos aquí han sido buenos, tanto en términos de producción industrial como de exportaciones, y en Álava todavía mejores, ya que su comportamiento está siendo incluso mejor que el de la media de la Comunidad. Estamos creciendo por encima de Europa. Mirando al futuro ya sería mucho decir. La mayoría de las expectativas apuntan más bien hacia una reducción de las tasas de crecimiento en casi todas las áreas. El ministro Solbes todavía no ha aprobado los presupuestos y ya ha revisado las previsiones de crecimiento de la economía española a la baja. ¿Por qué? Porque a su vez lo han hecho todos los organismos internacionales. Pero que en EE.UU. bajen del 4% al 3’5% el año que viene no es ningún drama

Pero, más tarde o más temprano ¿no sufriremos una crisis económica?

Eso parece que es inherente a la propia economía, ya que se suele hablar de ciclos, pero tampoco es exacto, porque también se han vivido periodos de crecimientos prolongados. Sin ir más lejos, todavía en el momento en el que estamos, salvo un pequeño bache en el año 2000, y desde la recesión de 1992 hemos vivido una época, más de una década de tranquilidad, crecimiento y sin sobresaltos. En el 92 hubo un parón muy profundo, se perdió mucho empleo en muy poquito tiempo, una cosa... Es muy difícil saber como funcionan esos ciclos. ¿Esto de qué puede depender? Depende del modelo de crecimiento que tengas, de lo saneado que sea o no, para que sea sostenible o no en el tiempo. Por ejemplo, el modelo de EE.UU. no es sostenible. Ahora está buscando una vía de salida en una depreciación intensa del dólar, pero es una economía tan endeudada, en la que el consumo de las familias y el déficit del Estado están alimentando la economía, pero sobre la base del endeudamiento. Lo que aquí en cierta manera pasa con el endeudamiento de las familias, el crédito hipotecario...

Hablemos de presupuestos. Hay quienes no ven posible el mantenimiento del actual estado de bienestar. Residencias, guarderías, ayudas sociales, enseñanza, sanidad... ¿Hay dinero para todo?

Si se lo preguntas a cualquier responsable de Hacienda de cualquier institución pública, te dirá que tiene problemas para cerrar el presupuesto. Es lógico. Yo no creo que aquí haya habido un deterioro del modelo que nosotros tenemos de estado de bienestar. Estoy hablando del País Vasco en general. Se ha hecho esa crítica desde algunas fuerzas sindicales, incluso diría más, todo lo contrario. Eso no se sostiene por ningún lado. Que alguien mire, por ejemplo, en el ámbito del Gobierno Vasco, desde el año 98, con la renta básica o más recientemente con toda la política de vivienda, se ha hecho un esfuerzo muy grande en muchas materias sociales. Yo no veo ningún deterioro. Otra cosa es que luego haya ese problema de sostenibilidad a medio plazo ligado con el crecimiento demográfico que plantea desafíos que son importantes. Sí que es cierto que en comparación con algunos países europeos nosotros tenemos menos presión fiscal y se traduce en menos gasto social en alguna materia, especialmente en protección a la familia. Yo creo que nuestra economía hasta la fecha sigue permitiendo mantener un modelo social, bastante ambicioso y bastante equilibrado.

Pues, qué quiere que le diga; lo de la falta de recursos económicos no me lo invento yo. El alcalde de Vitoria-Gasteiz, sin ir más lejos, ha reiterado sus quejas al Gobierno Vasco en este capítulo, además en la mayoría de los casos, haciendo comparaciones con Bilbao.

Ahora mismo no tengo las cifras delante, pero si uno mira los niveles de gasto por habitante en términos comparativos, seguro que Vitoria-Gasteiz no tiene nada que envidiar a las otras dos ciudades vascas, y mucho menos a las del resto del Estado, seguro. El nivel del servicio público en Vitoria-Gasteiz es muy superior.

Creo que lo que le ocurre a Vitoria-Gasteiz tiene que ver más con lo simbólico. Hay ciertos momentos en los que las ciudades parecen tener crisis de identidad, y entonces tenemos que buscar proyectos simbólicos de transformación, y de generación de ilusión colectiva, y ese es otro plano distinto. Pero el ejemplo de Bilbao es también un poquito engañoso. Bilbao responde a un carácter emprendedor, pero también responde a un tipo de operaciones de transformación urbana que se han autofinanciado. ¿Cómo? Se han generado recursos económicos con los propios terrenos. Pero, ese tipo de transformaciones con estrategias imaginativas lo ha hecho y lo esta haciendo Barcelona, que es en ese sentido paradigma. Primero con los Juegos Olímpicos, y ahora con toda esa historia del Forum que se han inventado para rehacer la ciudad. Son oportunidades que hay que aprovechar. Ese síndrome que apuntaba se percibe en Vitoria-Gasteiz, y también ocurre hasta cierto punto en San Sebastián. Pero esto último y la calidad de vida o el nivel de los servicios públicos no tienen nada que ver. Eso sí, son ambiciones legítimas y normales. El modelo económico que está sosteniendo el bienestar de Vitoria-Gasteiz es el de una industria muy competitiva, muy exportadora que consigue altos niveles de productividad, que emplea a un montón de gente, que con sus impuestos sostiene a la Diputación y al Ayuntamiento, que a su vez generan un modelo social de alto nivel. Por otra parte, Bilbao, como la metrópoli más grande que hay en el país, tiene un modelo económico diferenciado, que esta más volcado en los servicios. Sin embargo, cuando se comparan un montón de estadísticas, Bizkaia sale sistemáticamente peor parada (empleo, situación social, zonas degradadas, núcleos de pobreza...), centrados todos esos problemas en el área metropolitana de Bilbao. Así que depende con qué queramos quedarnos.

Y luego en Álava, hasta hace bien poco el endeudamiento de sus instituciones locales era insignificante. Eso sí, si la deuda crece, hay que justificarla con las contrapartidas correspondientes. El ciudadano tiene que saber por qué nos endeudamos.

¿Y los llamamientos de la patronal Confebask a la estabilidad política?

Una cuestión es, sea quien sea el que haga el llamamiento, argumentar una preocupación razonable por la estabilidad política, y otra cosa es que intrínsicamente un nuevo estatuto político vaya tener tales o cuales consecuencias económicas. Por otra parte, no hace falta ser muy intuitivo para ver que entre los empresarios hay tantas diferencias como puede haber en el resto de la sociedad. Además, que nadie es completamente aséptico. Ahora nadie piensa que por el hecho de que avance el nuevo estatuto político la estabilidad esté comprometida.

Aun así, se siguen utilizando argumentos como que con el Plan Ibarretxe peligran las pensiones.

Yo he defendido, y defiendo lo contrario. Necesitamos un cambio del modelo político e institucional para hacer frente a la que nos viene encima en muchos sentidos. Nos viene un cambio económico en el que el esfuerzo por la innovación y por la creación de la sociedad del conocimiento... Parece que son frases hechas, pero esto es una realidad, una realidad muy seria. Lejos de caer en la complacencia de que hemos tenido cierto éxito con un modelo económico que ha durado 20-25 años, de que hemos salido de una situación de crisis, el autogobierno ha ayudado mucho... Pero, ahora necesitamos un cambio sustancial, hay que mejorar drásticamente todo el sistema de la educación, la formación profesional, la innovación científico-técnica..., y ahí no nos podemos dormir. Y el actual diseño institucional no sirve para eso. La formación ocupacional está hecha unos zorros. El modelo actual está en total crisis.

Y usted es de los que piensa que esto se soluciona con más autogobierno.

Sí, desde luego. No es que desde aquí se pueda gestionar mejor, sino que es la única manera de gestionarlo, y en el tema de la política científica y tecnológica especialmente. Esto no se puede gestionar desde los despachos de Madrid, aunque comprometa muchos más recursos. Hay que gestionar pegados a la realidad, al tejido productivo, a las personas, hay que crear sistemas de interrelaciones entre ellas... No es que sea una reivindicación de aquí, son sistemas que se están adoptando en todo el mundo, y más en los países avanzados. Se gestiona a pie de obra, totalmente pegado al territorio. Nosotros hemos hecho mucho de eso, pero todavía tenemos grandes handicaps, por ejemplo, en política científica estamos todavía en mantillas, porque se mantiene una centralización absoluta.

¿Qué es lo que le preocupa más de todo lo que se avecina en los próximos años? Económicamente hablando, claro.

Yo creo que lo único que puedes decir del futuro en economía, y en todo, es que te sorprenderá. Una cosa son los desafíos a medio y largo plazo donde tú puedes intuir que te estás o no preparando razonablemente bien para hacer frente a un cambio que se avecina... Creo que en esa faceta estamos haciendo bien los deberes, aunque es un desafió muy grande. En el corto plazo es muy difícil acertar. Bueno, hay gente que está hablando de terribles amenazas, como la consecuencia de la propia situación de los EE.UU., de la caída del dólar, de los desequilibrios de la propia economía americana... pero todo eso es muy difícil de prever. Pensamos que el modelo es insostenible en el tiempo, pero luego nos sorprende a todos. Hemos asistido a crisis financieras muy profundas y luego no han tenido consecuencias prácticas reales como ocurrió en 1987, con la caída del dólar y la crisis de los mercados de valores.

¿Y la conflictividad laboral tan latente en Euskadi? Ese es otro problema. Las estrategias de las diferentes organizaciones son legítimas, están en su derecho. Creo que la sociedad en su conjunto ve con cierta preocupación este clima creado, entre otras cosas, porque son muy dudosos los resultados de dicha conflictividad. Alberto Alberdi Larizgoitia (Basauri, 1955) Licenciado y Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad del País Vasco. Es desde 1982 economista del Gobierno Vasco, donde ha trabajado en las áreas de estudios económicos, hacienda y planificación. Autor de numerosos trabajos sobre sector público, financiación y economía vasca en general, fue miembro de la comisión que negoció la adaptación del Concierto Económico al IVA y uno de los impulsores de la revista “Ekonomiaz”, de la que fue director entre 1991 y 1995. En la actualidad desempeña su trabajo en el Departamento de Industria, Comercio y Turismo.
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