Blanca Gómez de Segura: "Es el momento adecuado para realizar una profunda investigación en torno a la cerámica vasca"

1999-10-01

AGIRRE, María

Entrevista: Blanca Gómez de Segura, directora del Museo de Alfarería Vasca Blanca Gómez de Segura, directora del Museo de Alfarería Vasca "Es el momento adecuado para realizar una profunda investigación en torno a la cerámica vasca" * Traducción al español del original en euskera Maria Agirre Hoy en día ya no se ve arcilla en Ollerías. En realidad sí la hay, pero está cubierta por el pantano construído hace ahora veinte años en esta zona alavesa. El agua y el nuevo modo de vida han sido los causantes de que Ollerías haya visto desaparecer el oficio que antaño predominara en este pueblo: la alfarería. Hasta que Blanca Gómez de Segura apareció por allí. Blanca, además de aprender y recuperar este oficio de la mano del único alfarero que quedaba en Ollerías, ha abierto un museo dedicado a la Cerámica Vasca en la citada localidad, sita a 2 kilómetros de Legutio. Aunque la arcilla le traen desde Cataluña, Blanca continúa fabricando cerámicas que antes se realizaban en Ollerías y en toda Euskal Herria en general. ¿Siendo de Markina como es, qué hace en Ollerías? Hace veinte años, fundamos en Markina una escuela de arte en la que se daban clases de macramé, pintura y cerámica. De ese modo aprendí cerámica artística, pero debido a mis ansias de aprender cerámica vasca, vine a Ollerías con la intención de conocer a Joxe Ortiz de Zarate, el último alfarero que quedaba en este pueblo. Mi propósito inicial era realizar una investigación gracias a una beca concedida por la Diputación de Bizkaia, pero me di cuenta de que no bastaba con investigar. Había que coger la arcilla y recuperar el antiguo oficio. Tras haber aprendido el oficio, actualmente vive en el caserío que antes habitaba Joxe. Joxe vivió aquí mismo, en este caserío llamado Ollería. Cuando construyeron el pantano y se quedó sin arcilla, pasó a ser agricultor y se fue a vivir a una casa vecina. A mi llegada, el caserío estaba abandonado y a punto de derrumbarse, pero decidimos comprarlo. Al principio recuperamos eloficio y el caserío, y después, hace seis años, abrimos en nuestro propio caserío el museo que acoge la exposición en torno a la cerámica de Euskal Herria. Además, también hemos recuperado el horno. La última hornada realizada en este caserío fue hace cuarenta años. Lo cierto es que el proceso ha sido largo y fatigoso. Tanto mi marido, mis dos hijas y yo misma, nos involucramos enteramente, y finalmente hemos conseguido salir adelante. En los primeros años, la iniciativa privada fue increíble, pero en un momento dado nos dimos cuenta de que necesitábamos ayuda de la administración, que no podíamos avanzar nosotros solos. Finalmente llegó la ayuda, y a pesar de ser de un 20%, posibilitó que el proyecto se pusiera en funcionamiento. Para que todo esto pueda continuar, hemos suscrito un convenio con la Diputación de Álava para un periodo de diez años, en base al cual se nos concede una pequeña subvención, para al menos poder sufragar los gastos. Con que hace un tiempo en Ollerieta imperaba la alfarería. Precisamente de esa actividad deriva su nombre. Ollerías proviene de olla, palabra del latín. En Álava hay otros pueblos más de este tipo, como por ejemplo Ullibarri de los Olleros. Y en Bilbao hay dos calles: Ollerías altas y Ollerías bajas. Antaño había todo el barro que se deseara en los alrededores de Ollerías, y cinco alfarerías. Sin embargo, cuando yo llegué, Joxe no tenía ni torno ni horno. Por eso, le trajimos todos esos enseres para que me enseñara el oficio. Instalamos el horno y dos pequeños tornos en un gallinero, y allí pasé diez años aprendiendo el oficio. He conocido cuatro alfareros de la generación de Joxe, de los cuales hoy viven tres. El mayor es Joxe, con 86 años, y podríamos decir que es el decano. Otro es un primo suyo, de 75 años. El tercero también es alavés, de 72 años. Los tres son alfareros, pero no tienen taller. Al dejar de ser alfareros, lo vendieron todo. Ha investigado mucho sobre la cerámica de Euskal Herria. Yo he estudiado principalmentela evolución de las formas, la tendencia de los últimos 100 años. También hemos determinado algunas pautas a seguir para la conservación de las piezas. De todas formas, el terreno de la cerámica ha sido muy poco investigado en Euskal Herria. En los últimos diez años le hemos dado un empujón, pero todavía quedan lagunas. Los que actualmente estamos realizando investigaciones en torno a la cerámica no somos académicos; no estamos preparados para realizar este tipo de trabajos. Recopilamos información, pero hacen falta historiadores que vayan a dar forma a todo eso. Con este museo hemos conseguido reunir la información que se hallaba dispersa, y este sería el momento adecuado para realizar una profunda investigación. Poco a poco conseguiremos acercar la cerámica a la universidad, porque ha permanecido bastante alejada. Lo más importante es que hemos logrado juntar algunas piezas. Yendo a cofradías hemos reunido 450. Seguro que hay más, pero nosotros hemos reunido unas cuantas. Las vasijas de las cofradías suelen ser especiales, porque los alfareros realizaban piezas más elaboradas para ellas. Además, en la mayoría de las cofradías, conservan la documentación donde consta por escrito en qué año se adquirió cada una de las piezas. Así, hemos fichado cada pieza, y ahora queda por realizar un trabajo de investigación profundo e histórico. En la cerámica hay muchas cosas que investigar; por ejemplo, las cerámicas pintadas por algunos pintores. Existen cerámicas decoradas por Arrue, Zuloaga, Goiko o Aman. Son piezas únicas que deberían ser estudiadas. Primero el oficio, luego el caserío, por último el museo. ¿Tiene algún otro sueño? Por supuesto. Nos gustaría hacer una réplica del horno, para una vez al año realizar una hornada a la antigua usanza. Antes iban al monte, recogían tojo y lo bajaban en carretas. Metían en el horno alrededor de 8.000 piezas, y cuando el tojo ardía obtenían una temperatura de 1.000 grados para quemar las piezas. Para llegar a esos 1.000 grados habíaque quemar el contenido de 20 carros de tojo. ¡Imagínese qué trabajo! Como antes decía, la última hornada realizada en este caserío tuvo lugar en 1958. Sería bonito poder volver a hornear al igual que antes. Por otra parte, de cara al futuro, nos gustaría ampliar el caserío para abrir una escuela junto al museo. Yo creo que hay gente que desea aprender este oficio, pero aquí no disponemos de sitio para veinte personas. De todas formas, lo de la escuela lo haremos de otra manera; la implicación personal no será tan grande. Dado que queremos abrir la escuela, tenemos la intención de salir a Alemania y a Cataluña para visitar algunos proyectos que agrupan escuela y taller. Tampoco queremos enseñar algo que carezca de futuro. ¿La escuela tiene como objetivo hacer resucitar la alfarería? Joxe Migel Barandiaran, al cumplir 100 años, nos dijo a un grupo que andábamos metidos en la alfarería: "jóvenes, aprended todo lo que podáis, y enseñad lo que aprendáis". Eso es lo que nos gustaría hacer aquí. Yo no conseguiré nada si no enseño a otros este oficio que me ha enseñado Joxe. Pero quiero dejar bien claro que este oficio no se aprende en dos o tres años. Para dominarlo se necesitan cinco o seis. Yo creo que el mercado ofrece posibilidades. Las cerámicas que actualmente tenemos en nuestras casas son de fabricación externa, sobre todo de la parte mediterránea. Pero nuestra estética no es la misma, y también deberíamos hacer perdurar la nuestra. ¿Qué piezas fabrica en el taller? Por una parte encargos y por otra reproducciones, es decir, piezas del museo e idénticas a las que Joxe fabricaba. La cerámica vasca es muy útil, predominan piezas de provecho diario, y nosotros fabricamos ese tipo de cosas útiles: vasijas, platos, floreros, jarras... Y estamos recuperando la decoración, porque ahí ha habido un vacío. Se pensaba que en la cerámica de Euskal Herria predominaba el blanco, pero hemos visto que no. A la hora de decorar también se empleaban el azul, el verde y otros coloresmás. ¿Qué dice Joxe al ver la que fuera su casa convertida en museo? Está contento, porque se percata de que hoy en día la gente respeta la cerámica y que este oficio ha obtenido un reconocimiento. Le ha costado un poco, ya sabe, yo soy mujer y los alfareros siempre han sido hombres, pero está contento de ver que he salido adelante. *Exposición de cerámica vasca en el Museo* El Museo de Alfarería Vasca de Ollerías se abrió al público en abril de 1993. La colección del museo está formada por 1.500 piezas en total, aunque sólo se exhiben las más representativas. Las restantes se encuentran guardadas en el almacén. Dado que el trabajo de catalogación de las piezas está ya finalizado, los investigadores tienen la oportunidad de consultar el contenido del almacén por ordenador. Las piezas de Prehistoria y de la Edad Media se conservan en el Museo Arqueológico de Álava, y los posteriores a la Edad Media, en el de Ollerías. Al visitante que acude al museo se le explica en primer lugar el motivo de la recuperación del caserío, y a continuación, se le invita a contemplar la exposición estructurada en siete secciones, que se acompañará de explicaciones. Las cerámicas que se exhiben son, muy brevemente, ollas, cazuelas y pucheros; vasijas empleadas en la cocina para preparar las comidas, contener líquidos o servir a la mesa; las destinadas a transportar o contener agua cuando en las casas aún no se disponía de agua y había que traerla de la fuente; para conservar la comida: barriñones, tinajas...; y los de destinación religiosa y decorativa: floreros... Se pueden observar, asimismo, un torno procedente de Zornotza y cerámicas de construcción, tejas... Y las demás vasijas que se solían emplear en casa a modo de complemento: los de uso sanitario o higiénico. Pero el museo está vivo, y el visitante, además de observar las cerámicas, tiene la ocasión de contemplar cómo se ejerce el oficio. Diariamente, Blanca, su hija y un ayudante elaboran piezas en el taller situado en la primeraplanta del museo. Así, se puede examinar de cerca el modo en que dan forma a la arcilla en el torno eléctrico, y cómo se introduce en el horno eléctrico. Finalmente se muestra al visitante el horno localizado a un lado del caserío, y que ha sido declarado monumento. Vistas exterior e interior del horno El museo ha recibido la visita de mucha gente. El año pasado lo hicieron 9.000 personas, y Blanca sospecha que este año van a superar ese número. La mitad de los visitantes suelen ser estudiantes, y el resto, gente que acude por propia iniciativa. En el periodo estival llegan muchos procedentes de Cataluña, Madrid y Valencia. Por otra parte, son muchos los extranjeros que, una vez habiendo visitado el museo Guggenheim de Bilbao y van camino de la Rioja, realizan una parada para visitar el Museo y adquirir alguna cerámica vasca. Y es que las hermosas cerámicas fabricadas por Blanca y su grupo se encuentran a la venta. Fotografías: Maria Agirre Euskonews & Media 48.zbk (1999 / 10 / 1 8) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
Partekatu
Facebook Twitter Whatsapp

Précédents

Iñigo Mujika:"Kreatina onuragarria izan daiteke kirolariarentzat, eta osasunerako ez da kaltegarri"

 

Irakurri

Eneko Olasagasti: "Gure merkatua ez da ikus-entzunezko ekoizpenak amortizatzeko gai"

 

Irakurri

Rafael Aguirre Franco: "Erabat aldatu da herri kirolen mundua"

 

Irakurri

Antonio Roa: "Donejakue Bidea erabat aldatu da, alderdi espirituala atzean utzi baita"

 

Irakurri

José Antonio Etxenike: "Kursaalarekin, Donostiak eta Gipuzkoak, espreski musikari eskainitako gune bat izango dute"

 

Irakurri