Bada herri bat besteen artean bitxia dena, munduan eta garai ezberdinetan ezagutu diren hizkuntzen artean hizkuntzarik zaharrenetako batek deskribatzen duena: Euskal Herria.
Si algo va unido al futuro de un pueblo es su Historia, porque la Historia es la línea, la tinta, la letra, el papel, los pinceles, las palabras, los verbos, la lengua… que hemos utilizado, hasta ahora, para escribir. A partir de cada instante, en cada momento de presente los pueblos han ido decidiendo qué escribían y reescribían, algunos pueblos incluso se han atrevido a entrar en las Historias de otros pueblos para reescribirlas según le convenía.
Supongamos que se trata de imaginar el futuro de un árbol. Si quisiera saber qué y cómo se va a desarrollar miraría qué tipo de árbol es y cómo es su entorno, pero sobre todo miraría sus raíces. Erroak o Sustraiak, dos maneras de referirnos en nuestra lengua a un mismo concepto. Un pueblo que conoce sus “Sustraiak” podrá seguir escribiendo su historia con coherencia, porque aunque cambie el color de sus hojas, el tamaño y forma de sus frutos o la corteza de su tronco, seguirá siendo el mismo.
Vista la trayectoria de un pueblo que ha sabido adaptarse a la tierra que habitaba, sin conquistarla sino haciéndose hijo de “Amalurra” allá donde pisaba, creo que el pueblo vasco sabrá navegar por cualquier “itsasoa”, trabajar cualquier “baratza”, adaptarse a cualquier nuevo espacio y tiempo, porque siempre tendrá claro aquello que Xabier Lete y gran Mikel Laboa nos transmitieron en las preclaras palabras de Izarren hautsa:
(...) “Gu sortu ginen enbor beretik sortuko dira besteak,
burruka hortan iraungo duten zuhaitz-ardaxka gazteak.
Beren aukeren jabe eraikiz ta erortzean berriro jaikiz
ibiltzen joanen direnak: gertakizunen indar ta argiz
gure ametsa arrazoi garbiz egiztatuko dutenak.
Eta ametsa bilakaturik egiaren antziduri,
herri zahar batek bide berritik ekingo dio urduri”(…)